El cielo de las pequeñas cosas

Soy un desastre respecto al orden. Lo pierdo todo. Eso, o mi casa está llena de duendes que me mueven las cosas de sitio.

Aunque no es tan malo, cuando por sorpresa, abres un bolso que hacía un siglo que llevaba guardado en el armario, y te encuentras los pendientes que pensabas que habías perdido, una barra de labios que te gustaba un montón, las llaves de casa de tu padre, o en el mejor de los casos, hasta 20 euros, que digo yo, que bolsos como estos, no estaría mal que aparecieran más de vez en cuando.

Lo mismo me pasa con la ropa, incluso con los papeles del médico.

El orden y yo, no nos llevamos nada bien.

Y todo esto, se me ha ocurrido contároslo, porque en casa de mi padre, hay una habitación hasta arriba de trastos, donde me encanta entrar a revolverlo todo y encontrarme con pequeños tesoros.

Esta habitación es un completo caos (parece que la cosa viene de familia), pero dentro de este desorden, las cosas se mantienen intactas con el paso del tiempo y parece que un aura protectora, las salvaguardara de cualquier inclemencia.

Por eso, cada vez que entro, miro con recelo todo aquello que ha formado parte de mi infancia y adolescencia, porque ardo en deseos de llevármelo todo a casa, pero no me fío de mi misma.

Hoy, la impaciencia me ha podido, y he traído conmigo pequeños tesoros que a partir de ahora, formarán parte de la colección de objetos para limpiar el polvo más grande que conozco.

Y espero y deseo, poder recuperar con ellos el tiempo perdido, y que no terminen en uno de mis bolsos olvidados.

Que por cierto, yo me pregunto, ¿dónde irá todo aquello que "perdemos"? ¿al cielo de las pequeñas cosas?

¡Feliz día!